sábado, 20 de junio de 2009


En el templo de Santo Domingo destaca su portada de estilo barroco y sabio labrado de cantera. Al estar montada en un basamento que compensa el declive propio de la colina sobre la que se construyó, la iglesia preside la plaza donde está ubicada. En su interior pueden admirarse ocho retablos de exquisito gusto. Uno de los más bellos es el dedicado a la Virgen de Guadalupe. El retablo principal, fue sustituido en el siglo XIX por el actual altar de influencia neoclásica, perdiéndose el que fuera el más bello e importante de sus retablos barrocos y dos retablos más: el de la Capilla de Loreto y el lateral de las Animas. Sobre el muro lateral izquierdo del presbiterio se encuentra el escudo de armas del Maestre de Campo don Vicente Zaldívar y Mendoza, el cual sobrevivió a la destrucción de estos emblemas, según los dictados del Presidente Guadalupe Victoria, gracias a que estuvo cubierto con argamasa. En la sacristía se conservan los cuadros que arman las ocho paredes de ese sitio y que son obra de Francisco Martínez. No puede dejar de mencionarse el claro espacio que envuelve al feligrés o al visitante; majestuosas proporciones que dan fe de las sabias manos que construyeron y que aún provocan la admiración de los ojos sensibles sin importar si son profanos o religiosos.
RECOMENDACIONES:
Apreciar su fachada principal, visitar la sacristía y no olvidar su cámara fotográfica (sugeriéndole no encender su flash en el interior); no introducir alimentos ni bebidas, respetar las celebraciones religiosas cuando sea visitado turísticamente y guardar silencio.